Debido a la velocidad a la que se escanean las fotos, las partículas de polvo de las mismas pueden hacer que aparezcan líneas
rectas en las imágenes escaneadas, y en casos extremos, pueden rayar ligeramente el acabado protector de las fotos. Es recomendable
limpiar los rodillos del escáner después de cada 300 escaneados, o incluso antes de empezar a escanear.